Es septiembre de 2003. Elías está a un paso de cumplir su sueño (o el de cualquiera que se haya criado con un mando entre las manos), trabajar en su revista de videojuegos favorita.

Probar las novedades antes que nadie, investigar las leyendas urbanas de las que hablan los lectores… Además, trabajará con su amiga Vero, a la que lleva años sin ver. ¡La cosa no podría pintar mejor!

De todos modos, no es buena idea dar ciertas cosas por sentadas. Vero está muy rara. O sea, más de lo normal. Además, sus jefes de la revista, Norma y Ramón, se traen algo entre manos y… Todo empieza a dejar de tener sentido cuando se entera de que las leyendas urbanas de esa revista, Cazadores de Silicio, no tienen tanto de ficción como él querría.

Aún aturdido ante la idea de que tras esos inofensivos fallos en los videojuegos se encuentren los glitches, demonios venidos de otro mundo y de que Vero en realidad sea una espiritista con la misión de exorcizarlos, su mundo se pondrá patas arriba tras cruzarse con Zack, un misterioso chico ante el que no sabe bien cómo sentirse.

¡Y lo peor es que él también es un exorcista! ¿Es que esos demonios de silicio están en todas partes?