Ask Me Anything! (12/09/2024)

Ask Me Anything! (12/09/2024)

Aquí podéis encontrar el segundo Ask Me Anything de Cazadores de Silicio. La recepción de preguntas se abrió al finalizar la publicación de la novela.

 

Vamos a ser controvertidos: ¿Cual sería la opinión de los personajes sobre la pizza con piña? ¿Y sobre si la tortilla tiene que ser con cebolla o sin cebolla?

Vaya, parece que hoy los lectores han elegido el camino de la violencia… Pero prometí que respondería a cualquier pregunta y estas dos no van a ser excepción.

En realidad, ya hemos visto a algunos de los personajes comer pizza y, para establecer dominancia, Zack pidió una hawaiiana en el propio texto. Como defensor del agridulce invento, la opinión del libro en general es bastante positiva. El albino es un chico dulce, así que le encanta y es su opción predilecta. Elías y Vero también le dan manita arriba, aunque tienen otras preferencias personales por encima. Respectivamente, barbacoa (que, recordemos, también es una opción dulce) y cuatro quesos.

Norma la tolera, pero para su gusto tiene poca proteína y mezclar la piña con más tipos de carne no es la mejor de las ideas. Qué pena para ella que tardaran tanto en inventar la pizza de kebab. Rosa, por su parte, no la desprecia (y de hecho le encanta el contraste), pero es tan fancy que prefiere las cosas más elegantes. ¿Una pizza de gusto dulce? Para ella, tiene que llevar nueces, miel y queso crema.

A Jaime le encanta, e incluso le gusta ir más allá y probar distintos tipos de fruta. ¿Habéis visto esas pizzas con kiwi? Seguro que él fue pionero en su cocina. Ramón, en cambio, es un agnóstico de la pizza. Nunca lo dice en voz alta, pero para él la pizza es uno de esos platos en los que te tienes que esforzar para que salga mal (y para que salga bien). Lo que valora es la ejecución concreta del artífice y no qué lleva o deja de llevar.

En lo que a tortillas respecta, la diferencia de opinión no está en los ingredientes (ambas versiones tienen sus virtudes y maridan mejor con lo que acompañan) sino con su punto de cocción. Jaime y Ramón están en extremos opuestos de la preferencia. El músico la prefiere prácticamente cruda y el redactor aboga por volverlas ladrillos. Norma y Rosa están de acuerdo en que el punto perfecto es justo el promedio, mientras que Vero lo quiere un poco por encima y Zack un poco por debajo. En esta ocasión, quien no hace muchas preguntas es Elías, que solo pide que haya una barra de pan cerca.

 

¿De dónde vienen los nombres de los personajes? ¿Como elegiste sus apellidos?

Voy a tomarme la licencia de juntar estas dos preguntas en una, porque realmente tienen la misma respuesta. Soy de esos escritores que cuando comienzan una historia tienen muchísimas cosas totalmente claras en su cabeza de repente. Desgraciadamente, los nombres no son una de ellas y me acabo viendo obligado a arrastrar los pies por el suelo en busca de un tema. Algo que tenga cierto sentido, algo que cuadre con el ambiente. En este caso, al tratarse de una versión ficticia de España, podía elegir cualquier serie de televisión o película con la que me hubiera cruzado recientemente, recorrer los nombres de los personajes y sus actores y asociar un poco mentalmente su sonoridad y cómo encajan las personalidades que he visto en pantalla con lo que acabé escribiendo.

Es curioso cómo con este proceso han salido algunos paralelismos accidentales (como Elías Delfín y Verónica Garza, con apellidos de animales acuático y volador) o haya terminado casi pisando algunas líneas de gente cercana. Porque ese sí que es uno de los tabúes que me intento marcar como escritor: no quiero que ningún personaje principal de una de mis obras comparta nombre con alguien de mi círculo más inmediato. También me imponía otras limitaciones más típicas, como intentar que no se parezcan demasiado entre sí y cosas por el estilo. Todos los protagonistas tenían que tener una especie de silueta única, sonar españoles y no caer en lo que para mí es conocido.

Ese reto llevó a tomar ciertas elecciones muy finas, como que Norma Guarnido sea alguien que se autoimpone muchas reglas a sí misma para proteger a los demás, que Vero lleve dentro de sí la verdad sobre ese primer contacto con los demonios de silicio o que Elías sea el último de los protagonistas en conocer la cara oculta del mundo. O sea, el del fin.

No obstante, sí que hay ciertas excepciones notorias a ese método. Por ejemplo, Ramón Lourido homenajea directamente a una de las inspiraciones más principales de esta novela: la sección del lector en las revistas de videojuego. Generalmente se trataba de héroes anónimos que se escondían entre el resto de nombres de la redacción, pero en la Revista Oficial PlayStation ese periodista tenía cara, entidad, nombre y apellido: el mítico Javier Lourido.

Por otro lado, Zack, que es otro caso de homenaje. Uno retorcido y que da muchas vueltas y paseos hasta llegar a su destino, pero que es capaz de hilar tanto la necesidad de cambiar de nombre, como el cariño a su abuelo como lo mucho que me inspiró Destruye a la humanidad, no puede ser regenerada. El momento en el que Zack toma entidad como nombre ahí es uno de los puntos más altos de toda la serie y tenía que darle la gran referencia que merecía.

 

¿Hay alguna referencia de algún videojuego que querías incluir en el libro pero que no encontrabas el momento adecuado para hacerlo?

Una no, cientas. Lamentablemente, no puedo dar una lista porque aún queda una segunda parte por publicar y podría confirmar o descartar antes de tiempo, pero sí: mi historia con el videojuego es tan amplia y hay tantísimos títulos que me han inspirado a lo largo de mi vida que es matemáticamente imposible poner todo lo que me gustaría sin volver el libro un catálogo de referencias.

 

La música de videojuegos es un tema que se trata en varios puntos del libro. ¿Qué tema de videojuego tendría en bucle cada uno de los personajes principales del cast? ¿Y alguno fuera de las “maquinitas”?

Vale, aquí habéis dado con una buena veta y puedo hablar largo y tendido del tema, pero si me pongo a hacerlo tendría que vender este AMA como novela aparte, así que me atendré a la pregunta y responderé con un sencillo y cómodo listado.

Voy a hacer un poco de trampa tomando una hoja de mi anterior AMA y decir que Ramón y Jaime compartirían The Logical Song, de Supertramp. No solo es su canción, sino que es un punto en el que sus gustos musicales se solapan del todo. Si nos vamos al mundo del videojuego, Jaime tendría especial afinidad con la banda sonora de Sonic 3, especialmente con el tema de Hydrocity. ¿Por qué? Porque pasó mucho más tiempo del que sería sano investigando si realmente la leyenda sobre Michael Jackson y la banda sonora del juego era cierta. Ramón, por su parte, tiene una  especial afinidad al trabajo de Michiru Yamane en Castlevania: Symphony of the Night y destaca Lost Paintings como su mejor tema.

En lo que a Norma respecta, no hay dudas de que su música favorita, tanto dentro como fuera del videojuego, viene directamente de Japón. Hay mucho para elegir ahí, pero si hay un earworm que no pueda dejar de repetir es sin duda Groovy!, de Kohmi Hirase. Su tema de videojuego sería Let Mom Sleep, compuesto por Hideki Naganuma para Jet Set Radio.

Elías va al metal español y eligiría Tú mismo de Warcry, pero en lo que al videojuego respecta la respuesta para él es el tema de Final Fantasy VIII: Maybe I’m a Lion, de Nobuo Uematsu. Es imposible imaginarse a Vero con algo distinto a Bring me to Life, de Evanescence en una cara y algo como el tema de Schala de Crono Trigger, de Yasunori Mitsuda en la otra.

Por último, Zack es de esos que no se deciden por un solo tema para su bucle mental, así que dispararé un dardo a ver cuál es el que permea en la respuesta. Vaya, parece que los dos han caído cerca: uno en el jefe final de Digimon World (compuesto por Koji Yamada) y otro en la intro de Digimon Tamers, el tema de Koji Wada The Biggest Dreamer. Doble Digimon, doble Koji.

 

¿Vero se tiñe las cejas? Cuando usa sus poderes, su pelo brilla. Puede que le pase lo mismo a las cejas. Sería bastante cómico y, si no ocurre eso, quizás lo haga por estética gótica… Pero claro, ¡no se especifica en ningún momento! Así que yo me imagino a Vero destacando con sus cejas rubias hasta que lo confirmes o lo desmientas.

¿No es la conclusión más lógica que si nadie ha notado la disonancia es que, efectivamente, sean del mismo color? Como bien dices, el contraste sería bastante llamativo y no pasaría desapercibido. Sin embargo, para extender la respuesta: la luz no escapa por las cejas (ni por cualquier otro tipo de pelo o vello, ya que estamos). Sería bastante cómico que Vero acabase llamando la atención porque decidió perfilarse un poco y sus diminutos sustitutos empezaran a brillar con fuerza.

Eso sí, voy a tener que meter una referencia a esto en la secuela, porque me ha hecho demasiada gracia.

 

¿Tendremos un POV de Ramón mientras explora el mundo de silicio? 

Todavía es pronto para desvelar según qué cartas, pero sí que puedo afirmar que Ramón Lourido seguirá siendo uno de los protagonistas de la saga. ¿Lo hará contándonos sus aventuras en el mundo del silicio? ¿Protagonizará flashbacks? ¿Será su protagonismo relevante solo en las porciones más avanzadas de la historia?

Lo sabremos en el volumen 2.

 

¿El libro empezará justo en el momento de la videollamada o habrá una pequeña elipsis para introducirlo? Tengo muchas ganas de ver a Norma de jefa, ¿seguro que podrá soportar todo ese trabajo de oficina con lo inquieta que es?

Hay un breve descanso entre ambos libros, pero se trata de uno relativamente menor. Creo que va a servir para que todo el cambio en el estatu quo se asiente mejor y las cosas fluyan con mayor agilidad en los primeros estadios.

Además, el número publicado a finales de diciembre ya estaba casi listo al final de la novela… ¿No queréis ver cómo ha acabado la redacción de cara al siguiente?

 

¿De dónde viene la idea de la historia de la novela? 

Os vais a reír. Pero la primera semilla de la idea de plantó mientras leía un blog de cocina. «Espera, ¿qué? ¿Cómo puedes llegar del punto A al punto B?». Os cuento: en él hay un consultorio mensual en el que el redactor responde de forma sardónica (pero con una documentación y cuidado al detalle encomiables) a los que tienen el valor para formular sus preguntas. Eso me trajo un blast from the past de cuando, antes de que la autopista de la información se volviera lo que es ahora, el pequeño Habimaru enviaba correo postal a las revistas para aparecer entre sus páginas. 

Mi punto de partida fue empatizar con el pobre redactor que tenía que sufrirlo, y ahí nació Ramón. El primer elemento firme de la novela. Luego me pregunté qué cosas podían dar chicha a su trabajo, como la insistente rumorología y el «yo he visto». Tirando un poco del hilo empezaron a nacer los demonios de silicio y Cazadores de Silicio se volvió una revista especializada en ello en un mundo en el que muchas de las leyendas son verdad.

Evidentemente, una historia así no podía tener lugar en una década en la que todos llevamos un móvil con acceso a internet en el bolsillo y cualquier duda sobre un videojuego se resuelve con un datamining intenso, así que la necesidad de tener este relato en el pasado era imperiosa. ¿Cuándo? Hay cientos de obras que juegan con la nostalgia de los 80 y 90, pero pocas que caigan en la adolescencia de mi generación. Así que lo tenía claro: lo más cerca a la actualidad que la premisa pudiera sostener. La barrera mental para mí era 2005, puede que por estar en el ecuador de la época en la que todo se transformó. Con ese punto en mente, me tocó hacer matemáticas. ¿Cuadran las edades? ¿Cuadran los juegos y tecnologías? ¿Estamos pisando algún salto generacional sin querer?

Trabajar sobre un calendario (o sobre varios, que además en la época los lanzamientos mundiales eran mucho más raros de presenciar) que se movía hacia delante y detrás era un reto. La documentación tenía que estar atada firmemente para que todo tuviera sentido y las licencias debían ser mínimas y, probablemente, restringidas a las partes de más historia alternativa de la propuesta.

Pero funcionaba.

 

¿Qué actores de doblaje asociarías a los personajes en caso de que hubiera una película o serie animada?

¡Siempre me gusta esta pregunta porque es algo en lo que pienso habitualmente. En esta ocasión, la ambientación me empuja a dar una lista de actores españoles para los distintos personajes. ¡A ver qué tal se me da!

Los ejemplos que voy a dar no son necesariamente los más conocidos del actor, sino el registro que creo que más se acerca a la imagen mental que tengo.

Vero: Michelle Jenner (Aloy en Horizon Zero Dawn). Creo que pocas voces me han inspirado más en castellano el concepto de heroína en el mundo del videojuego como ella, y como el ejemplo que cito, nuestra protagonista es una chica resolutiva, que quiere adelantarse a todo, que cree tener el poder necesario para saltarse pasos… pero aún le queda viaje por delante.

Eli: Mario García (Peter Parker en Spider-Man de Insomniac). Pocas cosas son más sinónimo de Elías que esa imagen cercana y la capacidad de lanzar chistes en cualquier momento. Dicho esto, me quedo con la versión más adulta de los videojuegos. Creo que el parecer normal y compuesto para dar pie a las payasadas más grandes tiene cierto mérito que construye muy bien mi idea del personaje.

Norma: Marta Barbará (Mari en Rebuild of Evangelion). He estado mirando bastantes referencias para Norma y creo que esta es la que entra más en el rollo que quiero. Tiene que ser una voz de echada adelante, de no tener miedo a luchar y capaz de darlo todo. Que sea también la voz de Urbosa en Breath of The Wild da puntos bonus en lo de estar mazada.

Rosa: Diana Torres (Nami en One Piece). Elegir un ejemplo aquí ha sido bastante duro, pero creo que es el registro que más se acerca a lo que tengo en cabeza. Alguien que al mismo tiempo tiene que ser la voz de la razón, ser capaz deslizarse para acabar con los colmillos clavados o soltar un chiste inesperado y fuera de tono.

Ramón: Alfonso Vallés (Snake en Metal Gear Solid). Ramón es un personaje con muchas capas, pero la más visible es estoica, no-nonsense e imponente. Es el badass normal del equipo y, como poco, necesita una voz así de molona.

Jaime: Sergio Mesa (Jake en Brooklyn Nine Nine). Pocas voces más buenrolleras y que trasladen lo que imagino en Jaime se me ocurren que la de Mesa. Con ese toque de amigo de todos que deja ver también como Sidon en Breath of the Wild y ese buen rollo en general, es difícil ponerle la camiseta hawaiiana a otro actor.

Zack: Laura Peña (Thistle en Tragones y Mazmorras). En mi imaginación, la voz de nuestro albino favorito siempre ha caído en el sector más andrógino del espectro y si la dirección de Tragones supo elegir con tanto acierto una voz para un personaje como el mago loco, creo que puedo confiar en ella para darle personalidad a uno de los favoritos del público.

Marina: Gracia Comitre (Kana en Oshi no Ko). Creo que una voz así hace una buena contraposición a su hermano gemelo. Enérgica, bubbly pero con también con sus registros más serios que permiten dejar caer el tono. ¡Y aquí no hablo más, que quizá me adelante más de lo que debería!

Sanae: Jorge Peña (Senshi en Tragones y Mazmorras). Como aquí la relación es bastante fácil de explicar (cocineros introvertidos y con más paciencia de la que aparentan), diré que la única forma de elegir a otra persona sería que Karlos Arguiñano hubiera tenido formación como actor de doblaje.

Sacerdotisa: Ana Jiménez (Tsunade en Naruto). Poderosa, reflexiva y con la mecha muy corta cuando se trata de tonterías. Una voz poderosa y con la fuerza suficiente como para cargar con el cosmos a sus hombros y que le sobre tiempo para darte la riña maternal.

Seven: Roger Pera (L en Death Note). Inicialmente había pensado una voz un poco más resbaladiza, pero el rollo que tiene L en castellano funciona bastante bien. Un control de las emociones frío y afilado pero, como vemos en otros de sus papeles (como Leo en Saint Seiya), es capaz de activar el interruptor chuuni muy rápidamente.

Héroe: Enrique Carmena (Bachira en Blue Lock). Esta decisión puede parecer rara al principio, pero aquí busco una voz que pueda aproximarse al «monólogo interno», al tono serio, clásico, más adulto y al héroe inexperto que realmente es en su juego de origen. Este actor es capaz de manejarse entre esos tres registros y, ya que estamos, de dar los gritos desgarradores que esperarías de alguien tan intenso.

Erymath: Claudio Serrano  (Batman en… bueno, Batman). Cada vez que se habla de «Rey Demonio» y de «Amo de la Oscuridad» ese nombre se me viene a la cabeza. Quizá el registro al que estamos acostumbrados sea algo fino para su aparición en el prólogo de Cazadores, pero… dadle tiempo. Dadle tiempo.

Algodaoth: Alonso Tasio (Gargantúo en Yo-kai Watch). ¡Gaaaargan!

 

¿Cuál es el color favorito de los personajes principales? ¿Qué comida y bebida les gusta más? ¿Tienen algún hobby fuera de los videojuegos?

¡Batería de preguntas! ¡Batería de respuestas!

Elías: Rojo / Berenjenas rellenas / Refresco de lima-limón / Magic: The Gathering.

Vero: Azul / Napolitanas de crema / Cola con granadina / Lleva años sin tiempo libre, pero le encanta la fotografía.

Zack: Blanco / Pizza hawaiiana / Batido de helado con chocolatinas / Decoración de interiores.

Norma: Verde / Barbacoa de carne y verdura / Latte con avellana / Naturalmente, el cosplay.

Jaime: Gris metálico / Arroz con pollo al tomillo / Sangría / Investigar la aplicabilidad de la ciencia ficción especulativa.

Ramón: Negro / Puchero. Incluso en verano / Ginger-ale / Cocinar cosas nuevas con calma.

 

¿Qué opinión tienen los personajes sobre el matrimonio? ¡Te leemos!

Entre Zack, Elías y Vero, el triángulo de opiniones es muy curioso. El primero romantiza la idea en demasía, el segundo es cínico con la institución pero pragmático con los beneficios que supone y la tercera es de las que creen que no hace falta un papel para decir que quieres a alguien. Dicho esto, son jóvenes y tienen tiempo para asentar sus ideales. ¿Cómo acabará la cosa?

Ramón y Jaime siempre han querido formalizar su relación, pero son de estas parejas en las que uno es demasiado orgulloso para pedir y el otro da por hecho que él debe ser el pedido. El quién es quién lo dejo como ejercicio al lector.

Norma, por su lado, no tiene una idea muy formada. Había dejado de lado cualquier idea relacionada con su propio corazón años atrás. Al fin y al cabo, cualquier lazo que tuviera suponía poner a una persona más en peligro. ¿Puede que las cosas hayan cambiado después de volver a aceptar a Rosa en su vida? Todos sabemos que si ella se decide a hacer la pregunta, no habrá nadie que la pare.

 

¿Alguna vez has imaginado cómo serían estos personajes en un universo alternativo en el que no existieran los glitches? ¿A qué se dedicaría cada uno? ¿Qué color de tinte o estilo de vestir usaría Vero? ¿En qué basaría Zack su encantadora personalidad? ¿Cómo habría acabado éste en las vidas de Vero y Eli? ¿Cómo sería la vida actual de Jaime y Ramón, y de Norma?

Realmente de esto podría sacar un universo alternativo extenso con su buen puñado de episodios, pero por conveniencia (y para que sigáis haciendo preguntas, no os voy a mentir) voy a responder solo a lo que preguntas de forma directa con, quizá, alguna que otra pincelada tangencial.

Lo más fácil es hablar de Jaime y Ramón. Para ellos, la respuesta es sencilla: seguirían juntos, seguirían felices y tendrían todos los domingos una comida familiar con Maite, Julián y Vero. Al fin y al cabo, sin el Héroe en la ecuación, no tendrían motivos para mudarse a Atecina del Bosque. Ramón, por su parte, seguiría al mando de Cazadores de Silicio. Sí, contra todo pronóstico la revista mantendría su nombre (y también habría pasado por la etapa SiliMAX!, por supuesto) y su foco en las leyendas urbanas del videojuego.

A pesar de que sus conexiones con los Garza también le granjearían a Elías Delfín un puesto de becario, esta versión del mundo tendría una ausencia en  su redacción bastante clara: Norma Guarnido. En su lugar, habría empezado su aventura editorial en la misma revista que su novia de la universidad. Lamentablemente, y por mucha fama que tuviera como cosplayer, el contenido de la publicación no acababa de cuajar con ella. Recorrería diversas editoriales, pero no encontraría su sitio. Harta de dar vueltas sin un destino, emprendería en solitario. Con su fama como princesa otaku, sus conocimientos de periodismo y su encanto en general, lograría convertirse en una de las primeras protoinfluencers de España. En esta versión de los hechos, su ruptura con Rosa no desaparece. Por un lado, sería mucho más amistosa que en la historia original, pero por otro, algo me dice que se sentiría final. Un cierre para una historia que no acababa de despegar.

Otra relación que cambiaría es la de Elías y Vero. El momento en el que algo hace clic sigue existiendo en esa línea temporal, pero sí que es cierto que, con menos distancia de por medio, llegaría de forma más precipitada para una que para el otro y, a edades más tempranas, algunos sentimientos son más difíciles de gestionar. Especialmente, teniendo en cuenta que, en este supuesto, Vero no tendría a esa hermana mayor que no sabía que necesitaba para darle el empujón necesario. Aquí es donde, como autor, puedo imaginarme todas las idas y venidas para que la cosa terminara de fraguar, pero solo os contaré que Jaime Llagaria tuvo algo que ver… y que su otro tío les arruinó el primer beso.

En esta línea temporal, Vero nunca habría conectado con su lado más oscuro, pero su voluntad de cuidar de los que quiere habría visto la forma de salir a la luz, existiese o no el Héroe. Me gusta pensar que lo resultante habría acabado siendo una especie de magical girl de sonrisa radiante, colores pastel y pelo dorado. Una persona más simple, de ambiciones más humildes y sin los claroscuros que caracterizan a la Vero que todos conocemos, pero alguien que viviría igualmente su vida sin mirar atrás.

Sea como fuere, está claro que Zack sería quien se llevaría la peor parte. La no existencia de los glitches impediría que conociera al resto del elenco, y sin la influencia de gente como Jaime o Norma, ese momento de autodescubrimiento y punto de inflexión en su vida tendría mucho más difícil llegar. No habría conocido tampoco a Seven ni al resto de la Catedral, por lo que terminaría convirtiéndose en un personaje satélite de su hermana gemela y difuminándose poco a poco entre las sombras sin ser capaz de llevar el ritmo.

Al menos, el auge de Internet y los juegos online le ayudarían a tener un sitio al que pertenecer. Un rincón donde sentirse él mismo. Y, quizá, solo quizá, encontrarse con alguien especial.