Cosas que veo

Cosas que veo

Aquí es donde hablaré de las películas o series que voy viendo. Quizá incluso algún vídeo o webserie que sea especialmente memorable. Algunas veces agruparé las temporadas en una opinión, otras tantas diré lo que opino más poco a poco, supongo que según cuadre mejor.

La idea es presentar un formato un directo e inmediato. Imaginad que en estas línea lo que comparto son las reflexiones que le daría a un amigo tras alcanzar los títulos de crédito, y no una reseña formal. Quizá esto funcione más como una suerte de diario de opinión más que como una reseña formal, pero me apetecía compartirlas con los lectores.

¡Espero que os guste esta pequeña ventana a mi opinión!

#1 – ARCHER (TEMPORADA 14)

Póster de la temporada de final de Archer. En él, aparecen los personajes en diversas escenas de acción, como colgando de un helicóptero, cayendo a través de un cristal o empuñando pistolas. En el centro, Lana Kane toma una silla en una pose poderosa.

Archer (Temporada 14)

«Archer» ha sido una serie con sus más y sus menos porque no ha tenido miedo a tomar aire y probar cosas nuevas para evitar caer en lo formulaico y «tomarse una vacaciones» mientras nos sigue haciendo reír.

Esta temporada final mantiene el amor a su década y media de historia, tanto con respeto como con el mejor de los mamarracheos, pero no tiene miedo de cambiar, una vez más, las reglas del juego en su beneficio. Algunas por necesidad, y otras por el interés de agitar la situación para proporcionar nuevas oportunidades a su mundo. La mayoría funcionan con muchísimo acierto, pero he de decir que las adiciones de última hora al elenco no acaban de cuajar.

Esta temporada ha estado llena de referencias a la continuidad, de huevos de pascua y de cariño al fan. Como temporada, no ha sido la mejor… Pero como colofón, no podía pedir más.

Personalmente, echaré de menos reírme con ese elenco y disfrutar cómo son capaces de hilar chistes a través de los años. Sus altos fueron muy altos y sus bajos, aunque lo fueran, tenían el mérito de ser valientes y absurdos.

#2 – LA CONSERJE POKÉMON

Cartel promocional de "La Conserje Pokémon". Aparece un texto en la el que dice "Soy feliz si tú eres feliz" y una marioneta de una chica pelirroja con una camisa hawaiiana junto a un Psyduck en una playa parasidiaca.

La conserje pokémon

Últimamente Pokémon tiene muchos proyectos de animación originales. No solo ha abandonado el anime clásico de Ash Ketchum en pro de una nueva apuesta, sino que ha sorprendido con la compilación PokéToon o una webserie corta basada en el juego de cartas coleccionables. Y aun así, nunca hubiera esperado que anunciaran un miniserie stop-motion.

Se trata de una experiencia distinta. Nada en la franquicia se le parece, aunque quizá los dos juegos de PokéPark tenga unas vibras que se le acerquen un poco: conocer el mundo pokémon a través del ocio vacacional.

Una serie colorida, brillante y llena de mimo a lo tradicional. Se nota mucho cuánto cariño se ha volcado en él. Tanto en el cuidado de la producción, en la calidad de las maquetas y, sobre todo en la forma de trasladar el mensaje.

En una era en la que nos cuestionamos nuestro día a día, esta pequeña historia sobre cómo relajarse y ser felices era algo que no sabíamos que necesitábamos.

#3 – HAZBIN HOTEL

Imagen promocional de Hazbin Hotel. A la derecha, el logotipo de la serie en tonos blancos con acentos rojos. La T es una llave. A la izquierda, cuatro de los personajes principales. Dos de ellos muestran una sonrisa cuestionable de dientes picudos, otra está totalmente seria y, en primer plano, la protagonista sonríe genuinamente, llevándose la mano al pecho con alegría. En el fondo aparece el hotel titular.

Hazbin Hotel


Me conozco: soy tremendamente escéptico (e incluso negativo) cuando me toca ver algo con lo que la gente no deja de deshacerse en elogios e inundarme las redes. Y, seamos sinceros, esta serie es la cosa en las redes. No podía dejarlo pasar más tiempo. Probablemente, si lo hubiera hecho, le habría tomado una tirria tan pronunciada que me habría negado.

Sabiendo esto, que Hazbin Hotel me haya enganchado desde el primer capítulo dice muchísimo en su favor. La animación para adultos deconstructiva y el teatro musical son un cóctel tremendo para mí. Los primeros números musicales me hicieron valorar sus virtudes y, a pesar de que tanto la narrativa como la construcción de la serie cuentan con algunos problemas claramente visibles, pude mantener la suspensión de la incredulidad.

Lo vistoso de su animación, lo colorido y variado del elenco y banda sonora y alguna que otra de sus frases lapidarias han hecho que la valore positivamente. No sé si la inundación social que está habiendo con ella está justificada, pero al menos sí que puedo afirmar que atina con su público y que merece la pena echarle un vistazo.

#4 – FRIEREN: TRAS FINALIZAR EL VIAJE

Imagen promocional de Frieren: Más allá del final del viaje en la que Friren, una elfa albina con un maletín gigante, Fern, una maga de pelo morado y Stark, un guerrero pelirrojo, miran hacia el camino que dejan atrás. Están en un campo con algunas flores y un árbol que les protege.

Frieren: Tras finalizar el viaje

Últimamente estoy de suerte: no hacen más que adaptar a animación mis mangas favoritos (¡por favor, traedme Witch Watch y Destruye a la humanidad, no puede ser regenerada), pero con Frieren sabía de buena tinta que teníamos entre manos algo especial desde que leí los primeros episodios del manga original.

Frieren es una historia única. Quizá no en su premisa (que parte, en primera instancia del impacto de las distintas esperanzas de vida en la fantasía), pero sí en los pequeños detalles de la ejecución. Las piezas del un mundo que se siente vivo y (aunque en primera instancia no lo parezca) ajeno a la estasis medieval. Además, unos personajes que funcionan a las mil maravillas y el mismo análisis sutil del género empiezan a juntarse en un puzle que cada semana es más satisfactorio para el espectador.

Además, estoy contento por partida doble: después de unos años de más bajos que altos de MADHouse, ha sabido dar un golpe en la mesa y exigirnos que recuperemos su confianza. No solo con la animación de calidad que todos echábamos de menos desde hace años, sino con ese amor por la obra original, esas pequeñas expansiones, ese ajuste de ritmo y, en esencia, todo lo que hace rico al medio.

#5 – SIGNOS DE AFECTO

Imagen promocional de "Signos de Afecto", en la que aparecen una chica de pelo teñido de rosa con un dispositivo auditivo en la oreja y un chico de cabello decolorado a punto de besarla.

Signos de Afecto

A decir verdad, había escuchado bastante sobre el manga antes de su adaptación a anime, pero no tuve la ocasión de pararme a leerlo. En circunstancias normales, lo señalaría como error: estoy convencido de que cruzarme con esta historia hace unos meses (o unos años) me habría venido genial; pero la factura técnica de la serie hace que haya merecido la pena la espera.

Signos de Afecto es una historia preciosa, cálida y acogedora. Ver cómo dos personas tan diferentes entre si, pero que encuentran un punto en común en su afán aventurero siempre funciona como premisa, pero es aquí también afina perfectamente la ejecución y la presentación de los distintos puntos de vista. Por supuesto, la diversidad que se encuentra en el elenco (en más de un sentido) también enriquece la experiencia, pero es una serie que funciona desde su mismo núcleo para hacerte sentir bien.

No sé, de veces me apetece cruzarme con uno de esos relatos que hace que te deslices por la silla con una sonrisa bobalicona. Las situaciones románticas, los momentos incómodos y esos saltos aparentemente insalvables sobre los que se dibujan poco a poco los puentes te hacen fijarte en las vidas de sus personajes, pero es su día a día lo que te hace quedarte.

#6 – CHERRY MAGIC! THIRTY YEARS OF VIRGINITY CAN MAKE YOU A WIZARD?!

Imagen promocional de «Cherry Magic» en la que aparecen los dos protagonistas, dos chicos trajeados, uno de azul, más alto, con el pelo castaño y uno más bajo, de pelo negro y traje marrón, frente a unos árboles de cerezo.

Cherry Magic! Thirty Years of Virginity Can Make You a Wizard?!

Existe una leyenda urbana (o, mejor dicho, una broma cómicamente extendida) que afirma que, si llegas a la treintena sin haber mantenido relaciones sexuales, obtienes poderes de hechicero. Siempre me había resultado hilarante la premisa y lo rápido que se volvió en un meme, pero el que se convirtiera en la premisa de un manga aquíleo no estaba en mi cartón de bingo.

Cherry Magic (y perdonad que omita tamaña morcilla de título a partir de ahora) se prometía en mi cabeza como un chiste extendido. Una bromita de un treintañero que, de repente, podía leer los pensamientos y veía que el guaperas de la oficina estaba secretamente enamorado de él. Una chanza que me haría ver un par de capítulos, soltar un JAJA SI y pasar a invertir mi tiempo en otra obra con un mayor retorno. Pues no, acabé viendo los doce episodios. Y quedándome con ganas de más.

¿Conocéis todos esos tropos que dan mala prensa al shonen ai? Definitivamente, el protagonista sí. No diría que hace un esfuerzo activo en ser subversivo ni en deconstruir la toxicidad que tanto veíamos en los dosmiles, sino que se limita a presentar esas situaciones comunes, pero extirpándoles todo rastro de ranciedad. Los protagonistas caen en ese rincón wholesome que tanto gusta ver ahora el romance y que, probablemente, de haber visto hace década y media, nos habría guiado en direcciones muy distintas a los que pudiéramos dudar de nuestro interés en este tipo de obras por aquel entonces.

#7 – 7TH TIME LOOP: THE VILLAINESS ENJOYS A CAREFREE LIFE MARRIED TO HER WORST ENEMY!

Imagen promocional de «7th Time Loop», en la que aparecen los protagonistas, un príncipe de pelo oscuro y una noble de pelo rosa bajo la luz de la luna.

7th Time Loop: The villainess enjoys a carefree life married to her worst enemy!

Lo bueno de que a Japón le guste poner títulos tan largos a sus novelas ligeras es que hay que esforzarse poco en explicar su argumento al recomendarlas. 7th Time Loop (permitidme que lo acorte) no es una excepción. Hay un bucle temporal, y estamos en su séptima iteración. Y, en ella, la protagonista acaba casándose con su peor enemigo: el príncipe heredero del imperio que propició la guerra que siempre acaba con su vida y la devuelve a la casilla de inicio.

Todas esas palabras tienen algo de sentido, excepto la de villana. ¿Es síntoma de la moda de villana de otome se reencarna o simplemente pretende desafiar la corriente? El hecho de que la historia presente todas esas acusaciones como algo manufacturado que da significancia al punto de divergencia temporal me hace pensar que la idea es… cumplir con ambas. Al fin y al cabo, la supuesta villanía es solo una excusa para dar un volantazo al ritmo de su vida. ¿Cómo? Esa es la parte interesante: las siete vidas que ha llevado la protagonista toman rumbos radicalmente distintos: mercader, boticaria, académia, doncella, cazadora, soldado… Y la prometida del futuro emperador.

Como espectadores, solo presenciamos de forma directa la última, pero poco a poco todas esas piezas que ha ido logrando a lo largo de las diversas sendas recorridas empiezan a tener algo de sentido. Al fin y al cabo, el conocimiento es poder, y blandir el que has podido acumular a lo largo de vidas tan variadas es una verdadera ventaja. ¿Convergerá todo de forma satisfactoria?

La ejecución, por lo general, está a la altura de lo atractivo de la premisa. Las tramas se despliegan de forma atractiva y todos esos pedacitos de lo que podría haber sido acaban cuadrando en el puzle, aprovechando cada uno de los personajes y sus relaciones al máximo, y logrando que nos anticipemos a un conflicto que, a pesar de todos los esfuerzos que se pudieran hacer, parece inevitable.

#8 – THE WEAKEST TAMER BEGAN A JOURNEY TO PICK UP TRASH

Imagen promocional de "The weakest tamer" en la que la protagonista, una niña de pelo verde, aparece con un enorme felino negro y un limo azul que descansan con ella

The weakest tamer began a journey to pick up trash

Es curioso cómo cada vez que una de estas historias incluye el término débil, acabamos encontrándonos frente a una fantasía de progresión en la que es altamente probable que nuestro protagonista acabe teniendo en sus manos el poder de darle un puñetazo en la cara a un dios. The weakest tamer (para abreviar), tira por la tierra toda esa percepción estableciendo en sus primeros capítulos que los poderes quedan asignados desde los cinco años y lo importante no es qué tienes, sino qué haces con ello.

Ivy, nuestra protagonista, es una de las perdedoras de la lotería de superpoderes. Sí, obtiene la capacidad de domar bestias, pero con un poder inusualmente bajo. Tanto, que se considera un mal augurio para su villa natal y acaba siendo perseguida, como si regar los campos con su sangre fuese a revertir la mala racha por la que están pasando. Huyendo, traumatizada, y sin un propósito en la vida más allá de sobrevivir, nuestra protagonista se encuentra con un limo translúcido que supone un pequeño punto de inflexión. Por fin, su poder sirve para algo. Puede romper su soledad, pero no su dolor.

El viaje de Ivy cambia gradualmente de naturaleza: de la mera supervivencia en el sentido más literal de la palabra a… aprender a convivir consigo misma. Superar sus traumas, abrirse de nuevo a la gente y, en esencia… crecer como persona. Y creo que es un giro precioso. Acostumbrado a tantas obras en el que el poder se mide en tu capacidad para superar combates y es el único baremo de crecimiento en este tipo de mundos, ver cómo el sendero que recorre es uno de creatividad, lazos y autodescubrimiento es una experiencia incluso catártica.

Además, tanto nuestros protagonistas como todos los amigos que hacen por el camino son adorables, cada uno de su propia forma. Acabas encariñándote con los personajes de una forma sorprendente. Eso sí, preparaos para que se os queden los ojos vidriosos en los momentos más emotivos, porque os los van a dar. 

#9 – INVENCIBLE (T2)

Imagen promocional de la segunda temporada de Invencible, en la que aparece el personaje titular en medio de fuego y humo lleno de sangre y con el traje medio roto

Invencible T2

La primera temporada de Invencible fue una verdadera sorpresa. Desconocedor del cómic original como era, y algo decepcionado con otras ofertas de deconstrucción del superheroísmo, no estaba demasiado convencido de que esta obra fuera a encandilarme. Por suerte, los primeros episodios supieron aportar tanto el ritmo (que, por cierto, difiere del de la novela gráfica original) que necesitaba una propuesta así como encandilar con tu propia narrativa personal.

Esta segunda temporada construye sobre eso. Las consecuencias del final de su primera parte (que omitiré aquí porque nadie quiere un spoiler por mucho que se anuncie que hablaré de la T2) siguen golpeando con sus réplicas y nuestro elenco necesita encontrar muchas cosas. Su identidad, su camino en la vida o, simplemente algo de la estabilidad que antaño tenían. Las tramas secundarias siguen coleando (y, en algún que otro caso, regresando cual sorpresa) y se potencia mucho la parte humana de esta historia. Quizá algunos personajes acaben sintiéndose algo menos construidos de lo que buenamente debieran, pero tener una tercera temporada en el horizonte me hace pensar que hay oportunidad para solventarlo.

También he notado cómo el humor se afina poco a poco junto al drama para lograr encandilarnos con el bathos. La deconstrucción pasa de ser del simple heroísmo y los tropos más habituales de su género a algo que cubre más el medio, alcanzando un momento en el que se presentan los chistes con acierto y sientes que el equipo no ha dado puntada sin hilo.

No puedo sino esperar más.

#10 – KNUCKLES

Imagen promocional de Knuckles en la que aparece el equidna rojo titular con cara de pocos amigos a punto de entrechocar sus puños

Knuckles

Ver que las dos películas de Sonic the Hedgehog fueron un éxito me sorprendió. Podemos incluso hablar de que la maldición sobre las adaptaciones de videojuegos ha muerto gracias al erizo (aunque cierto ratón detective también ayudó bastante). Aun así, el anuncio de un spin-off protagonizado por nuestro equidna favorito es algo que me dejó descolocado. ¿Cómo se traduciría ese universo cinematográfico a las limitaciones (y a la falta de ellas) de la pequeña pantalla?

Knuckles es, al mismo tiempo, lo que cabría anticipar y lo polarmente opuesto a lo que la gente esperaba. Por algún motivo todo Internet aclamaba que se trataría de una serie que profundizaría en el lore, en la tribu equidna y que traería muchísimas referencias de los juegos originales. Para bien o para mal, solo acertaron en lo tercero, porque esta serie vuelve a caer en el mismo sector que los filmes que las precedieron: comedias de acción (y muy a la americana) enfocadas a un público más joven y a la chanza exagerada. Y, ¿sabéis qué? Eso no es malo. es el ADN de esta adaptación y, aunque el tono haya cambiado un poco respecto a lo que vimos en la gran pantalla, esa idea sigue ahí. Con el amor por la franquicia como bandera (¡eso siempre!) no hay un capítulo en el que no me haya reído de forma casi constante.

Por otro lado, sí que hay algo que achacar como «decepción» aquí. Nuestro protagonista carmesí, a pesar de ser el nombre y la cara de la serie, dista de ser su protagonista principal. El nombre honesto de esta apuesta televisiva debería haber sido Wade Whipple & Knuckles. Y qué queréis que os diga: sí, esto también es algo que codificaron las películas (y un punto divisivo entre sus espectadores), pero aquí se lleva a tal extremo que puedo entender muchas de las reacciones de los fans.

Dicho esto, no es para nada una mala serie. No es trascendental (ni pretende serla) ni va a apelar al fandom más enfocado a la historia extendida del erizo, pero te va a dar para unas cuantas horas de chascarrillos, risas, y ver al bueno de Nojls destrozando cosas y siendo duramente adorable.

O sea, lo que esperaba desde el principio.

#11 – TRAGONES Y MAZMORRAS

Imagen promocional de Tragones y Mazmorras en la que salen los protagonistas poniendo caras raras mientras almuerzan

Tragones y Mazmorras

Voy a ser honesto: soy de esas personas que se vieron atraídas al manga únicamente por la localización de su título. Tragones y Mazmorras es una apuesta demasiado interesante para ignorar incluso en esta época de hastío en la que los diandis están por todas partes. Había oído hablar de ella con su título original (o incluso el localizado al inglés) y, por mucho que suela hacer gracia el manga culinario, seguía pasando por debajo de mi radar. Lo que hace una buena decisión de márketing.

Por suerte, acabé llegando al manga. Os hablé de él poco antes de que se estrenara la adaptación animada. Últimamente estoy teniendo mucha suerte con las obras que empiezo leyendo, tienen mi sello de aprobación y llevan a la pantalla. No sabéis la ilusión que me hacía que eso ocurriera, especialmente de la mano de Trigger, un estudio que siempre me ha gustado a nivel de estilo pero históricamente ha sufrido unos brutales problemas de ritmo con sus obras originales, así que los ingredientes para un anime que me gustara estaban todos ahí. Vaya que si lo estaban.

Pero bueno, ya hemos hablado lo suficiente de tener hambre; hora del comer. Tragones y Mazmorras es la historia de un grupo de aventureros que, dadas sus circunstancias, tienen que recorrer la titular mazmorra valiéndose de los recursos que van encontrando en ella para alimentarse. En especial, monstruos. Ya de por sí la premisa abre la puerta a la imaginación. ¿Qué propiedades tendrán estos monstruos tradicionales? ¿Cómo podrían cocinarse? ¿Qué sentido tiene esa fauna? ¿Cómo interactúa con el ecosistema? Todas esas preguntas se van resolviendo de forma cómica y la obra te hace pensar que, a pesar de que las apuestas son relativamente altas, se presenta una historia distendida, una en la que se valora más el aspecto de «monstruo de la semana» que el de la progresión.

Pero ese avance ocurre, y nunca lo disimulan. Los aventureros van descendiendo pisos mientras juegan con los fogones y, poco a poco, toda la imagen que los rodea comienza a ser clara. Pasas del «ja, ja, han asado un bicho y les da cosa» a «tremenda puñalada». Sí, soy consciente de que la que describo no es una narrativa alienígena para el género, pero es especialmente brillante en su ejecución y el elenco que la lleva a cabo y, definitivamente, te mantiene pegado a la pantalla incluso conociendo de antemano la historia.

También quiero señalar el cuidado en trasladar las ilustraciones originales y el humor de la serie a la pantalla, que encajan como un guante con el estilo del estudio. Se nota que todos los involucrados sabían perfectamente lo que tenían entre manos y lo han mimado hasta sus últimas consecuencias, incluyendo la localización (aunque siempre odiaré que dejen el término slime sin traducir) y un doblaje de diez en el que no solo se invita a veteranos de la industria sino que permite brillar a algunos nuevos actores que demuestran hacer un gran trabajo.

#12 – GRANDPA AND GRANDMA TURN YOUNG AGAIN

Imagen promocional de Grandma and Grandpa turn young again en la que salen los dos abuelos titulares rejuvenecidos con sus nietas.

Grandma and Grandpa turn young again

Cuando me sugirieron ver Grandma and Grandpa turn young again mostrándome su tráiler, mi respuesta fue un algo descafeinado «¿Por qué no?». Por su presentación inicial, pensé que trataría de la típica serie quirky a la que le daría una oportunidad un par de episodios antes de que la premisa terminara cayendo por su propio peso y agotándose antes de que permeara en mi imaginario.

Como el título de la serie indica de forma bastante clara, la historia que nos cuenta es la de una pareja de abueletes que, por avatares de la vida (y una manzana mágica), logran que sus cuerpos rejuvenezcan hasta sus años mozos. Sus cuerpos, claro está, porque sus mentes siguen manteniéndose en senectud para proporcionar un contraste de corte humorístico. ¿Cómo se adaptarán al cambio? ¿Cómo reaccionarán sus allegados? ¿Qué implicaciones tiene para ellos?

Con algo así y unos primeros compases en los que no haces más que reír, la historia podría engañarte y decir que te presenta una comedia feel-good sin complicaciones con las que echarte unas risas y olvidarte hasta la siguiente semana, ¿verdad? Pues nada más lejos de la realidad. Sí, el humor es uno de los componentes más evidentes de este anime, pero donde verdaderamente es capaz de engancharte es con sus momentos más tiernos y dramáticos.

Al fin y al cabo, contar con una pareja protagonista que lleva más de cincuenta años juntos y se quiere como el primer día es tan adorable como refrescante. Desde el primer momento ves que son un equipo, una pareja que huye de todos esos estereotipos de matrimonio rancio y abrazan cada momento de sus vidas juntos. Unos padres que, aunque producto de su época, tratan con cariño a sus hijos y siempre están ahí para ellos a pesar de haber tenido una relación no muy positiva con sus propios progenitores.

Y es que, a lo largo de la serie, vamos descubriendo que la vida de los protagonistas, aunque gratificante en su última instancia, no ha sido un camino de rosas y si han llegado tan lejos ha sido precisamente gracias a su unidad y esfuerzos en romper el ciclo del odio, pero precisamente es por eso por lo que nunca tuvieron la oportunidad de hacer muchas de las cosas que hubieran gustado hasta que la vida le da esa segunda oportunidad.

Pero, claro está, eso es capaz de levantar aún más drama existencialista. Ahora que son jóvenes de nuevo… ¿van a sobrevivir a sus propios hijos? ¿Las enfermedades que sufrían antes de que las manzanas le dieran esa nueva juventud volverán de alguna forma y se separarán a destiempo? ¿Cuáles son los límites de su poder? Muchas de esas preguntas se resuelven en los episodios más amargos y, precisamente, son lo que vuelven esta simpática serie en una que no me gustaría olvidar.

#13 – DOCTOR WHO S3-1

Imagen promocional de Doctor Who en la que aparecen Ncuti Gatwa y Millie Gibson a los mandos de la TARDIS

DOCTOR WHO (S3-1)

Mi relación con Doctor Who esta última década ha sido, cuanto menos, tumultuosa. Las decisiones de la cadena británica para atraer el interés decreciente después de su pico de popularidad en las eras del décimo y undécimo doctor se empezaron a tornar cuestionables (no a nivel de narrativa, sino de gestión de la IP) poniendo un punto y final a la era de Steven Moffat más que agridulce.

A pesar del cambio de showrunner, siguió la tendencia de caída en picado. No por el casting de Jodie Whittaker como la alienígena protagonista (tanto ella como la nueva iteración del Amo fueron grandes aciertos), sino porque la propia serie se iba a pique con las direcciones de Chibnall, que no solo realizó cambios que no gustaron al canon establecido sino que abogaba por fórmulas que no acababan de funcionar demasiado bien, alejando a propios y siendo incapaz de atraer a extraños.

Pero apetecía más Doctor Who. No queríamos dejarlo morir en un punto tan agrio tanto como para el personaje como para la franquicia… Y una nueva era empezó a brillar en la lontananza con la esperanza de retornar al Señor del Tiempo a su gloria. ¿Lo ha logrado? Bueno, precisamente para eso escribo estas palabras, así que dejémonos de preámbulos y analicemos todo lo que ocurrió desde que el gallifreyano entró en su decimoquinta (bueno, es complicado) iteración.

Esta nueva temporada se ha caracterizado por dos factores que podría considerar divisivos. El primero es la inclusión de elementos más fantásticos en el sentido más literal de la palabra: unos incapaces (o que se niegan) de ser explicados por la ciencia ficción más clásica. No soy el mayor fan de esa idea (si vengo aquí es porque quiero cifi, ya hay suficiente fantasía en todos lados), pero la ejecución no es para nada intrusiva y encaja en la franquicia. Por otro lado, la reducción del número de episodios, excluyendo especiales, de unos doce a tan solo ocho. Eso, por la mera estructura narrativa de la serie, supone un problema mayúsculo, ya que no deja demasiado espacio para esos episodios más distendidos que toman su esfuerzo en construir a los personajes y sus relaciones contando algunas historietas de apuestas menores que solo tienen una relación temática con la trama…

…o que las mezclen con los episodios que sí que tienen que tener un peso argumental real. Space Babies, el primer capítulo regular de la temporada es un ejemplo perfecto de lo que hablo. Un episodio que hubiera encajado bien a mitad de una temporada para relajar el ritmo pero que, para presidirla, no es sino una idea muy poco representativa de la serie.

Por fortuna, no deja de coger ritmo a partir de ahí y ha sido capaz de presentar algunas de mis historias favoritas de la serie y hacerme encariñar con esta nueva versión del Doctor, mucho más emocional y dispuesta a reconocer el cariño y los sentimientos positivos. La nueva companion queda un poco coja debido a las elipsis, eso sí. Ya desde casi el principio nos la muestran cercana al protagonista y con cierta (si bien no demasiada) experiencia en los gajes del viaje espaciotemporal. No es (para nada) un mal personaje por ello, pero sí que habría agradecido que, si querían presentar algo así, no hubieran vuelto a caer en la «joven del Reino Unido contemporánea a la emisión» que ha sido casi una constante desde el revival.

Al final del día (como dirían los sajones), y sin entrar en spoilers y qué detalles han sido mejores o peores ejecutados, esta nueva apuesta por la mítica serie ha conseguido mantenerme enganchado semana a semana, pensando en algunos de sus mensajes y sus myth arcs y, en esencia, logrando que me volviera a emocionar al ver la TARDIS surcar el espacio.

Y eso es lo que quería.

#14 – ASTRO NOTE

Captura de Astro Note en la que aparecen algunos de sus personajes principales en torno a una tablet sostenida por un niño.

Astro Note

A decir verdad, lo que más atrajo mi atención sobre Astro Note fue su estética. Ese rollo ochentero conviviendo con la actualidad, esos face faults exagerados, la diversidad de diseños sin tener miedo a caer en la disonancia o la extravagancia, su paleta de colores… No sé si el propósito era surcar un poco la ola del revival de Lum, la chica Invasora o la producción de este anime original fue simplemente una bonita casualidad que terminó agradando a los seguidores de ese retro modernizado, pero me había entrado por los ojos y tenía que disfrutarlo. ¿Y encima con cifi mundana? Cada vez me marcaba más casillas.

Astro Note también tiene una evidente inspiración de otra de las obras más populares de Rumiko Takahashi: Maison Ikkoku, en el sentido de que centra su narrativa en el edificio titular, una suerte de pensión que acoge a un variopinto y colorido elenco de gente cuyas vidas han llevado a la necesidad de instalarse allí y, por supuesto, acaban montando un suculento guiso cultural en el que, por mucho que existan unos protagonistas definidos con sus propios objetivos, nunca necesitan realmente desmarcarse de la acción coral.

Esta serie también es una comedia romántica de enredos. Por un lado, la heredera del trono de un lejano planeta, exiliada en una barriada de Japón, que busca la llave que le permitirá volver a por su corona y acaba enamorándose del mundo, su cultura, y su comida. Por otra, un chef que está entre trabajos que se ve atraído a la oferta de ser el cocinero que provea de desayunos al local y se verá envuelto en todos los líos que los espías del imperio enemigo (y el desinterés de cierto aliado en que la princesa empiece a albergar aún más sentimientos por él) de formas cada vez más cómicas.

Aunque, si bien como decía, el resto de residentes en la pensión también tienen mucho que sumar, proporcionando conexiones interesantes tanto al pequeño misterio de la llave como con sus problemas más personales… y ahí es donde sabe ser una serie actual, por mucho que los gags y el slapstick esté sacado de lo que más nos hacía reír hace tres décadas. Al fin y al cabo, por mucho que sonrían juntos y se hayan terminado volviendo una familia de elección, ninguno de los personajes ha llegado allí por motivos positivos, y poco a poco iremos conociendo sus inquietudes, sus sueños y cómo el alojamiento ha mejorado, de una u otra forma, sus perspectivas en la vida.

Astro Note es una serie que por mucho que evoque el pasado, sabe ser fresca. No pretende ser la obra más trascendental de la temporada, pero sí que sabe cómo jugar con las expectativas, cómo arrancarte una carcajada o cómo hacer un ciento ochenta en el tono para que empatices con alguno de los protagonistas.

Y además, ¡cifi cómoda! De verdad, cómo me gusta eso en una época en la que la tendencia apunta en una dirección totalmente opuesta…

#15 – LUM, LA CHICA INVASORA (2022)

Image promocional de la nueva serie de Lum, la chica invasora, en la que aparecen la alienígena titular y Ataru Moroboshi en una cafetería

Lum, la chica invasora (2022)

Si fuiste un chico andaluz (o catalán, o supongo que japonés, que para algo será su país de origen) en los noventa, probablemente Lum, la chica invasora sea una serie que guardes con un cariñoso recuerdo. Ah, «esos malditos extraterrestres». Si no, probablemente la ósmosis cultural te haya hecho conocer al menos a sus protagonistas, ya que son unos de los personajes más vivos en el imaginario del país del sol naciente.

Fue una sorpresa que David Production, el estudio conocido por las adaptaciones de JoJo’s fuera el elegido para refrescar la imagen de la oni, pero huelga decir que el resultado final fue magnífico: no solo lograron un estilo mucho más limpio y adecuado a los tiempos que corren que no perdía un ápice de la esencia de los personajes originales, sino que lo llevaron hasta el punto de realizar todos esos pequeños gestos que la tecnología de la época no permitía, como volver el pelo de la protagonista iridiscente como en las imágenes coloreada de su manga.

Para quien sí que necesite presentación, Lum es una extraterrestre que, tras perder una apuesta (un evento deportivo) en el que la Humanidad se jugaba su planeta natal dejándolo en manos del pringao de turno Ataru Moroboshi, decide que la persona que ha sido capaz de vencer a los suyos debe ser el objetivo de su amor incondicional y no acepta un no por respuesta, atrayendo por el camino a muchas más «amenazas» a la Tierra, sean o no de naturaleza alienígena. Por desgracia para ella, el campeón elegido por la tierra resulta ser un adolescente mujeriego que rechaza cualquiera de sus avances porque solo quiere tener lo que no puede.

Contada así, la premisa parece un tanto añeja, pero fue esta serie la que sedimentó muchos de esos tropos… y a pesar de ello, es capaz de ejecutar con más aciertos que series que han tenido la oportunidad de aprender de ellos con el tiempo. Es innegable que la apuesta en la actualidad es, cuanto menos, algo problemática, pero su uso acertado del slapstick y una edición más o menos sabia de cómo realizar el montaje de esta versión resumida en tan solo cuatro cours ha hecho que puedas sentarte delante del televisor y retrotraerte a unos ambientes de otrora y justificar todos esos saltos de lógica gracias al poder del humor y de que, en el fondo ese cariño que se tienen es real. También ayuda que nadie se escape al karma y los palos caigan por igual seas quien seas, por muy proporcionales a tus malas acciones que sean.

Sea como fuere, se nota que le han dado un verdadero cariño al material original. El anime es un verdadero despliegue técnico, los temas de introducción y salida son todos memorables (y han sabido darle el tono perfecto a pesar de no ser el tema clásico que todos adoramos) y la selección de episodios respecto a la original es capaz de presentar una suerte de narrativa de una forma algo más coherente que los materiales base, permitiéndose también incluir algunos de los episodios más mundanos (que siempre serán mis favoritos, ver cómo convergen todas las corrientes en un aula de instituto o una cafetería es simplemente magistral).

Esta adaptación de Lum, la chica invasora es tanto un viaje nostálgico para propios como una ventana al pasado para extraños. Puede que si no estás en sintonía con la época que se evoca la serie te parezca un poco extraña, pero aun así, es fácil de recomendar sobre muchos de sus equivalentes contemporáneos.