
'Theathrhythm Final Bar Line'
Square-Enix, Indieszero
NSW, PS4
LANZAMIENTO: 16/02/2023
En esta casa, una nueva entrega de ‘Theathrhythm’ siempre es algo que celebrar. Así que, con el anuncio de ‘Theathrhythm Final Bar Line‘, lo último en acción rítmica de la saga Final Fantasy (¡y sus amigos!) mi primera reacción no fue sino descorchar la botella de champán reservada para los anuncios que me hacen feliz. Unos minutos más tarde, vi la draconiana política de contenido adicional y volví a colocar el cierre de la botella con un poco de resquemor, pero aún feliz de que la franquicia siga teniendo continuidad.
Voy a sacarlo rápido de mi pecho: sí, me siento insultado por todo lo que rodea a la monetización de este juego, pero si hay algo que se haya supuesto una cuchillada entre las costillas es que el título de esta entrega omita el ‘Final Fantasy’ de su texto y, aun así, cualquier tema ajeno a la franquicia exija pasar por caja. Incluso los que ya habían sido parte de las dos entregas anteriores. Y que sus personajes brillen por su ausencia. Y es una pena, porque en esta ocasión los pequeños y adorables avatares de este juego rezuman más carisma que nunca, soltando a diestro y siniestro referencias (¡esta vez traducidas a castellano!) a sus juegos de origen y recordándonos con su limitado lenguaje corporal quiénes son de una forma inequívoca.
Una vez quitada la tirita, volvamos a lo que sí que es el título que nos ocupa; en toda regla, se trata de una evolución cuantitativa (a pesar de todo, la selección de temas musicales en su versión de base es de varios centenares) y cualitativa de lo que la saga prometía desde sus inicios. La adaptación de unos controles compatibles con lo táctil (o con trackball, en el caso de ‘All Star Carnival’) a un mando estándar se ha llevado a cabo con mucho éxito y ha sido capaz de aumentar la dificultad de los charts de formas bastante interesantes. Ahora, en adición a los clásicos indicadores de pulsación, sujección o deslizamiento, se unen sus versiones duales (ya sea deslizamiento en dos direcciones, pulsación de varios o una sujección con cambio a otro botón distinto), lo que da una nueva dimensión a la jugabilidad. Por desgracia, esas ideas también han hecho mella en la accesibilidad. Un modo “simple” intenta suplir esas carencias, pero la implementación es vaga y resta gran parte de la diversión que sus homólogos podrían ofrecer. En lugar de reimaginar los niveles con controles más simples pero que mantengan la dificultad nominal para los jugadores incapaces de realizar combinaciones tan complejas, la apuesta de indieszero esta vez es convertir todos los botones en un “todo vale” que trivializa la esencia lúdica de este título.
Por lo demás, esta cuarta entrega responde al “más y mejor” que tanto buscamos en obras así. Endiabladamente divertido y adictivo como siempre, más mecánicas, más personajes, más coleccionables, más huevos de pascua y nuevos modos que son capaces de aprovechar las novedades a nivel de metajuego y encapsular mejor algunas premisas que resultaban demasiado retorcidas en las precuelas. Además, este título (por primera vez en Occidente, si bien ya ocurrió en las recreativas niponas) es la primera en traernos rarezas de la saga y arreglos exprofeso para la ocasión.
En cuanto te despistas, ‘Theathrhythm Final Bar Line‘ te ha vuelto a robar cientos de horas intentando lograr todo lo que ofrece en su base. Otras tantas en busca de tu nuevo récord. Otro puñado compitiendo a través de internet. Y no quiero ni pensar en lo mucho que me parado a, simplemente, escuchar la música de una de las franquicias más bienamadas del videojuego nipón.
¿Qué más le podemos pedir?