
Mezase Pokémon Master
OLM Team Kato, Invierno 2023
La temporada final de ‘Pokémon’, conocida en nuestra tierra como ‘Viajes Pokémon’ dejó a su término el anuncio de un epílogo. Once episodios dedicados a la despedida final de Ash Ketchum, el protagonista que nos ha acompañado durante más de un cuarto de siglo. Epílogo que, a falta de un título occidental, toma el nombre de ‘Mezase Pokémon Master‘, título del primer opening nipón de la serie y el sueño del personaje principal, que nos abre una importante cuestión, ¿qué es realmente ser un maestro Pokémon?
Con el objetivo de obtener una respuesta a ese interrogante, nos embarcamos en una temporada que promete poner punto y final a la infancia de los “niños de los noventa” con una despedida que, desde luego, no cuenta con sabor a una. En su lugar, este cierre nos recuerda, desde el primer momento que “la aventura siempre continúa”. Ash sigue viajando, incansable, con el objetivo de conocer más del mundo y de la gente y los pokémon que lo habitan, haciendo de ese arbitarario peregrinaje su identidad.
Ahora bien, si esa es su narrativa in-universe, ¿qué podemos decir de su ejecución out of universe? ¿Resulta satisfactorio como despedida? Honestamente, no lo sé. Tiene muchos de los elementos para que sea así, como cantidades ingentes de nostalgia (desde el uso de la introducción original como a algunos de los endings más queridos), un montón de retornos esperados y momentos que son capaces de recordarnos a nuestra infancia. Sin duda, es una mirada atrás amplia y extensa, especialmente a los primeros pasos del entrenador. Sin embargo, ese fanservice acaba sabiendo a poco, especialmente para los fans de otras épocas de la serie. Un treintañero como yo que pilló el estreno ese cinco de octubre del noventa y nueve puedo, sin duda, atender a todas las referencias que viví “en directo” (o todo lo en directo que permitía el salto del charco, ya nos entendemos), pero pocos momentos me recordaron esa reconexión con la franquicia que tuve en la “era de Internet” o la calidez de corazón que me dejaron ‘Sol y Luna’, por lo que en cierto modo, el viaje se me queda incompleto.
No obstante, soy capaz de entender la intencionalidad. Una suerte de bookends, una marcha que dista de ser bombástica y una muestra de que, por mucho que te acerques y cumplas tus sueños, la vida sigue siendo emocionante. La aventura puede volverse más cotidiana y nunca acaba. Una forma de hacernos pensar que el bueno de Ash seguirá en nuestros corazones por mucho que el futuro de la franquicia tome otros derroteros.
Un arco final que se disfruta con un colacao calentito y la inocencia del niño que eras antes del cambio de milenio.