
Blue Lock
Eight Bit Studio, Otoño 2022-Invierno 2023
Es curioso. Nunca he sido muy fan de los spokon. Y, definitivamente, nunca me ha gustado versión alguna del fútbol en la que los jugadores no lancen cañonazos ígneos, los porteros se vuelvan de piedra o los centrocampistas driblen con el literal poder del rayo. Entonces, ¿por qué me resultó tan atractivo el anuncio del anime de ‘Blue Lock‘ entre lo que parecía ser una tendencia de “una serie de balompié nueva por temporada”?
Probablemente me toque señalar como culpable ahí a su estética tan desencajada en la locura, a lo carismático de su elenco, y a su naturaleza de death game. Cansados de quedar en ridículo mundial tras mundial, Japón tiene que hacer algo para mejorar sus resultados, no importa cómo. De ahí nace el proyecto Blue Lock: una competición entre las jóvenes promesas del fútbol en la que toda su carrera (y, por ende, su futuro), está en juego y de las que solo los mejores aspirantes podrán salir adelante. Y, para hacerlo, tendrán que demostrar su egoísmo (en una sorprendente desviación del clásico del poder de la amistad y la fuerza del equipo) para evolucionar constantemente y no quedarse atrás.
‘Blue Lock’ es una obra que, si bien se presenta con el fútbol como bandera, sabe engañar mejor de lo que parece para presentarnos a un elenco tan carismático como roto y un viaje a través de la psicología de los personajes, sus motivaciones, sus limitaciones y sus capacidades de manipulación. La diversidad en ese aspecto hace más que interesante escuchar los monólogos internos y la forma de analizar las situaciones, observar cómo afrontan las nuevas barreras y, en esencia, cómo el entorno hostil en el que están jugando es capaz de modelar una evolución basada en la realimentación. Y, además, la “acción futbolera”, por llamarla de alguna forma también se permite ser apasionante tanto por su desempeño como por las calculadas condiciones que la organización pone sobre los partidos, negando uno de los puntos más anodinos del fútbol real con apuestas lúdicas interesantes.
Mas no toda la serie es tan oscura como la premisa asegura. Al fin y al cabo, los aspirantes tienen que convivir juntos y la camaradería acaba siendo inevitable, por mucho que el entorno les presione para competir unos contra otros, ofreciendo momentos de personaje tiernos y entrañables cuando el guion lo requiere y más de uno y de dos descansos necesarios para el drama. La historia sabe cuándo implementar esos momentos de forma natural, pero también hace el esfuerzo de añadir unos omake al final de cada episodio para sacarnos unas risas y recordarnos que, en esencia, los personajes de esta serie no dejan de ser humanos con sus personalidades, sueños y aspiraciones.
En esencia, ‘Blue Lock‘ es una serie equilibrada que sabe encontrar su objetivo con público muy diverso. Puedes ir por el fútbol, por su estética, sus personajes, por el death game o por lo que buenamente quieras, pero te quedarás por su capacidad de enganchar y su narrativa equilibrada. Tremendo golazo.