
BNA: Brand New Animal
Yoh Yoshinari, 2020
Trigger es un estudio de anime que casi nunca ha logrado dejarme indiferente. Desde que los antiguos de Gainax decidieron tomar parte en esta nueva aventura en el mundo de la animación se han logrado ganar una gran fama con sus obras originales —si bien también se han ganado una algo menos consistente con sus colaboraciones— y desarrollado un estilo muy propio y reconocible. Quizá por eso me aventurara a ver BNA: Brand New Animal sin pensarlo dos veces cuando llegó a Netflix.
Su premisa es una que se ha popularizado mucho estos últimos años: el estudio de las dinámicas de animales antropomórficos en sociedades de fantasía urbana. Quizá como elemento diferenciador respecto a otras obras contemporáneas está el hecho de que nuestros protagonistas sean capaces de asumir forma humana a voluntad y que en el mundo que se nos ofrece los humanos supongan una parte mayoritaria —y más poderosa— de la sociedad.
Las dinámicas se nos muestra en la escena inicial, en la que la animana Michiru Kagemori se esfuerza en huir de unos humanos que se dedican a cazar animanos prácticamente por diversión con mientras viaja a Anima City, una ciudad de reciente creación —en su décimo aniversario, de hecho— en la que los animanos pueden vivir en armonía sin injerencia humana. No tardamos mucho en ver que esa utopía es bastante más falsa de lo que se nos puede hacer imaginar. Incluso sin estar bajo las botas de los humanos existen problemas de raza, clase y género —e incluso las ramificaciones en la naturaleza que puede tener que se consideren iguales a los humanos— que hacen que nuestra idealista protagonista tenga que volver a plantearse su concepción del mundo.
Y como es menester, esas dinámicas funcionan y son capaces de proporcionarnos tanto una construcción de mundo como unas historias inteligentes a lo largo de los primeros episodios y de dar pie a nuevos elementos en los siguientes. Como es frecuente, un protagonista representante del punto de vista de la audiencia es una buena forma de construir un universo tan ajeno y cercano al mismo tiempo al nuestro. ¿Una apuesta demasiado segura? Quizá, pero si funciona, no lo toques.
Por otro lado, BNA se cimienta rápido como serie de Trigger. Extravagancia, un estilo muy característico que roza el trazado satírico y las animaciones over the top cuando la ocasión lo permite y un elenco de personajes de diseño y personalidades variopintas llenas de carisma. De hecho, en esta ocasión el estudio decide, como ya ocurriera en la anterior obra de Yoh Yoshinari —Little Witch Academia— en proporcionar el atractivo visual en la audacia y el poder atisbar la personalidad —y en este caso también la especie— de un vistazo frente a la exaltación del atractivo físico tradicional y la voluptuosidad por el que apuestan otros directores del estudio. En este caso, algo que sin duda es un acierto y añade varias capas al apartado visual y la construcción del mundo animal de la serie.
Por desgracia, ser un anime de Trigger casi siempre trae su punto negativo. A día de hoy te preguntarías cómo el estudio sigue sin adaptarse correctamente a una cadencia narrativa, pero lo han vuelto a hacer mal. Como ya ocurriera en otras series del estudio —Kiznaiver me viene como ejemplo predilecto—, la distribución de la narrativa no acaba de cuajar, con un primer arco de construcción lento y extenso que esperarías de una serie mucho más larga y un final extremadamente apresurado y con volantazos de guion que pueden parecer forzados en los últimos treinta minutos de metraje, dejándote mal trasladados los mensajes de la serie y un sabor de boca agridulce al final.
Aun así, como bien dicen mucho, vale más el viaje que el destino, y en este caso no podría hacer otra cosa que seguir recomendando BNA: Brand New Animal a pesar de mis quejas. La construcción del mundo, el elenco y sus aventuras hacen que valga la pena e incluso que abogues por una segunda temporada que aclare un poco mejor el precipitado final. Además, Netflix España le ha proporcionado un doblaje magnífico si eres de los que les gusta disfrutar de animación con voces en castellano.