
Bloodstained: Curse of the Moon
Inti Creates
PlayStation Vita, Nintendo 3DS, Nintendo Switch, PlayStation 4, PC, Xbox One
LANZAMIENTO: 24/05/2018
Hace poco que salió al mercado la secuela de Bloodstained: Curse of the Moon. Sorprendido por la expectación que causaba algo que, desde mi limitado conocimiento de la materia, parecía un aperitivo al Bloodstained principal, decidí probar la primera entrega. Ya el título principal fue una grata sorpresa —tras una saga de kickstarter de renombre destruyendo la confianza de los seguidores, tener un título notable entre ellos era algo de agradecer—, así que no había motivos para desconfiar de esta entrega.
La presentación es exactamente lo que prometía. Si Ritual of the Night era una forma de traer a los tiempos actuales el clásico título protagonizado por Alucard, Curse of the Moon pretende ser lo mismo para los clásicos. Y a pesar de respetar las limitaciones artística de las consolas de 8-bit, ya sólo el contar con más botones en el control y una pantalla hace maravillas al ponerte a los mandos.
Así que, de primera impresión, Curse of the Moon es un juego divertido, fresco y que —a pesar de su estética sobradamente retro— sabe resultar visualmente interesante. Además, durante los primeros niveles tienes la opción de reclutar a tres personajes adicionales a los que podremos cambiar en cualquier momento de la partida pulsando un botón. Este pequeño cambio nos abre de forma inmediata la posibilidad de alcanzar atajos y zonas secretas mediante las habilidades de movimiento con las que cuentan estos personajes y un control alternativo de combate para enfrentarnos de forma óptima a los retos.
Pero por desgracia, también es capaz de trivializar de forma descarada parte de los niveles y jefes gracias a que el diseño de estos es algo menos que óptimo. ¿Y la respuesta del título a esas formas de romper el juego? Abusar un poco de las normas y llenarte los escenario de fosos sin fondo con alguna que otra trampa para que caigas en ellos. Especialmente flagrante es el uso de estas técnicas en uno de los jefes de final de nivel, que se muestra como un picotazo malsano de dificultad.
Así que, con estas ideas sobre la mesa y aun con la mentalidad de estar jugando a un juego que ante todo es divertido y cuyo control es un gusto viniendo de los días antiguos, uno alcanza el octavo nivel y… Fin. Y ahí me doy cuenta de que este título de diez euros sólo me ha durado una hora y me hace pensar que sí, que como había atisbado antes, hablábamos de un aperitivo quizá en el más literal de los sentidos. Por suerte, la rejugabilidad para obtener todos los finales y el disfrutar de nuevo de la aventura en otros modos de dificultad alarga la vida útil del título, pero sigue sabiendo a poco a todas luces.
En resumen, Bloodstained: Curse of the Moon es un título pequeño y con mucho cariño encima pero que quizá está mal distribuido. Como base, sabe qué ofrecer y conoce perfectamente a su público, pero en su ejecución termina haciendo gala demasiado pronto de las carencias. ¿Quizá el revuelo era por ver una secuela más variada y llena de contenido con un mejor diseño de niveles? Porque, de solucionar todos estos problemas, estaríamos hablando de un título más que sólido para los nostálgicos.