‘Crash Bandicoot: N-Sane Trilogy’ y la polémica Dark Souls

“Crash se ha convertido en Dark Souls y es una pena”. “A su lado, The Binding of Isaac es irse de picnic”. “Es como si los juegos clásicos se hubieran convertido en Super Meat Boy”. Medios como Gameradar se han puesto tras el teclado en un análisis de Crash Bandicoot: N-Sane Trilogy para presentarnos una polémica que ha sido la comidilla de los últimos días.

Y es que no sabría deciros en qué punto del camino nos perdimos. Desde cuándo exigimos a un juego que no sea accesible para todos sin una buena dosis de prueba y error. Desde cuándo llegar a los créditos era algo que das por sentado, pensando que los únicos retos se hallarían en el contenido extra. Desde cuándo algo que exige que un jugador sepa responder ante una dificultad que crece sea el eslogan (o, al menos, la publicidad que se le dará en los círculos de la red) en lugar de la norma. Recuerdo los análisis de las revistas de la época y ninguno decía tales galimatías como los los que leemos hoy.

Y es que, sí: Crash Bandicoot es difícil. Pero no sólo es difícil, sino que tiene que serlo si realmente quiere volver a ser esa trilogía que muchos amamos. Una de mis mayores preocupaciones con este disco era, precisamente, que se mantuviera el espíritu del original de querer lanzar el mando por la ventana. Pegártela una docena de veces contra el mismo enemigo porque no has visto venir su cambio. Entrenar la vista para compensarlo. Saber qué esquina tienes que recortar para huir del triceratops sin electrificarte contra una valla. Cierto es que se han hecho unas concesiones necesarias (como incluir autoguardado y mostrar alguna que otra pista que allá por los noventa teníamos que ver en alguna revista especializada), pero si algo hace mágico a N-Sane Trilogy es que son los mismos juegos que jugamos hace ya tres generaciones.

He de admitirlo: soy peor jugando que hace década y media. Mi descubierto foco por el RPG, la desaparición de este tipo de juegos y su afán por mostrarse accesibles a propios y extraños han hecho que mi único entrenamiento haya sido algún que otro reto de Super Mario Bros que, si bien es capaz de mantenerte atento, no alcanza el nivel de tener que sufrir a lo que nos enseñó nuestra vieja PlayStation. Al retomar los mandos, me ha costado ser tan ágil y reactivo como a finales de los noventa. ¿Un mal control? ¿Un diseño errado de niveles? En absoluto. N-Sane Trilogy recrea todo a la perfección hasta el punto de poder realizarse finas comparativas sin fracasar. No, este juego me está costando tanto porque me he hecho viejo.

¿Y sabéis qué? Es genial. ¿Recordáis todas esas veces que habéis dicho que os encantaría revivir la experiencia de vuestro JRPG favorito? Pues Vicarious Visions ha conseguido la experiencia más parecida que voy a vivir. Bueno, quizá decir esto sea estúpido porque se puede replicar con algo tan sencillo como desempolvar la PlayStation y volver a ponerte a los mandos de Crash, pero ya entendéis de qué hablo.

Volver a vivir la curva de aprendizaje. Volver a desesperarte por un nivel que eras capaz de pasarte con las manos atadas a la espalda. Todo con un perfecto lavado de cara (aunque he de admitir que tengo ciertas quejas sobre el trato que han dado a la música, pero de eso mejor hablemos otro día). Vale, quizá recordar dónde se escondían los trucos o que si saltabas por cierto precipicio te daría una gema estropean un poco la magia de la exploración. Pero, a cambio, ves que los desarrolladores han pensado en todo, incluso con una pequeña referencia a la demo de Spyro the Dragon que incluía originalmente la tercera entrega.

Así que no, Crash Bandicoot N-Sane Trilogy no se ha convertido en Dark SoulsCrash Bandicoot N-Sane Trilogy es todo lo que le pedíamos que fuera y un par de peldaños más. Un título que ojalá sea capaz de recordarnos a mucho qué significa ser un videojuego exigente sin tener que convertirlo en un infierno de cuchillos volantes. Sólo espero que la gran acogida del marsupial se convierta en algo más y todo este esputo bilial no se convierta en más que un buen millar de hilarantes memes.