Análisis: Phoenix Wright: Ace Attorney – Spirit of Justice

Tras cinco juegos (y otros tantos spin-offs), el reto de Phoenix Wright: Ace Attorney – Spirit of Justice no es demostrar ser un buen título. Creo que todos los que estáis leyendo este análisis sois, a estas alturas, fans de la saga por sus numerosas virtudes. El reto esta vez radica en parecer fresco y contar nuevas historias que sean capaces de tenernos despiertos a menos de seis horas de que suene el despertador simplemente por saber qué va a ocurrir después.

¿Y lo consigue esta sexta entrega? Respondamos basándonos en la propia premisa del juego. A Phoenix Wright no le quedan retos en California (y con eso queremos decir Japón), así que es hora de buscar desafíos legales en otro país. Y qué mejor excusa que esa para ahondar en temas como el misticismo que uno de los hilos más sueltos de la franquicia: ¿qué ha sido de Maya Fey?

Como mucho sabremos los fans de la franquicia, la médium se encuentra en un entrenamiento espiritual que, para el momento en el que comienza el título, está a poco de acabar con una serie de pruebas en el Reino de Khura’inSí. El mismo nombre ya establece relaciones con la villa mística que visitamos en Justice for All, poniéndonos en advertencia sobre elementos que volverán al juego, como la canalización de espíritus, u otros nuevos, como la Danza de Adivinación.

Y es que si pensábamos que los juzgados californianos eran demenciales, esperad a ver cómo se desenvuelven en un lugar en el que somos capaces de ver los últimos momentos del fallecido como prueba absoluta. Ah, y además existe una ley que aplica el veredicto del acusado al abogado, por lo que hace años nadie se atrevía a llevar a cabo defensas. Esta vez nuestro protagonista se juega el cuello en unos juzgados en los que nadie le acepta de primeras.

Ya lo comenté en mis impresiones previas: si bien los elementos sobrenaturales daban una profundidad adicional a la saga, no confiaba demasiado en ponerlos como foco principal del juego. Sí, algunos casos tienen lugar en Estados Unidos y se desarrollan de una forma un tanto más clásica, pero mi preocupación no se desvanecía del todo. Ver cómo empezaba a desenvolverse todo me empezó a tranquilizar y una vez terminado el primer caso estaba convencido de que todo funcionaba.

Y no fue hasta treinta horas después (¡y qué horas! Esta vez sí que empezaba a apretar de nuevo una dificultad que echaba de menos) que los créditos comenzaron a recorrer la pantalla. Ah, el final de otro Ace Attorney y el gusanillo por una entrega más. ¿Y qué decir de la experiencia? Si queréis una versión corta, sería que sigue estando a la altura a pesar de sus novedades cambios. 

Si queréis una más extensa, tendría que hablar de mis alabanzas y mis quejas con detalle, comenzando con algo que no me ha acabado de convencer en esta entrega: Nahyuta Sadmadhi, el nuevo fiscal para esta entrega. Sí, quizá después de Simon Blackquill en Dual Destinies cualquier propuesta podría palidecer, pero aquí nos encontramos a un personaje por el que he sido totalmente incapaz de sentir ningún tipo de simpatía hasta las revelaciones finales, momento en el que quizá fuera demasiado tarde. Como jugador, lo he encontrado simplemente insufrible, irrespetuoso y siempre predispuesto a ponerte una zancadilla. Quizá nada nuevo en la franquicia, pero por algún motivo en este caso no acababa de verlo bien tratado.

En cambio, la presencia de Ema Skye como la detective titular de esta entrega ha sido una grata sorpresa tras la decepción de su homólogo en el anterior juego. Además, el tiempo ha podido borrar algunos de sus elementos negativos y dotarla de una personalidad más abierta y cercana a nuestro equipo, facilitando las investigaciones para poder encontrar con más facilidad la ansiada verdad detrás de cada uno de los casos.

Casos en los que, por supuesto, también encuentras sentimientos para una y otra parte. Está claro que la trama principal de este título apunta en todo momento hacia el Reino de Khura’in pero, no obstante, dos de los episodios tienen una relación extremadamente tangencial o nula para el desarrollo de la historia como un todo. Y aquí me paro a pensar, porque en otras ocasiones siempre han resultado ser los casos más carentes de personalidad e incluso obviables de sus respectivos títulos. Quiero pensar que aquí no ha ocurrido tal cosa y nos han servido para demostrar un interesante desarrollo de personajes de cara a una evolución e incluso un equilibrio necesitados por el juego. Y creo que mejor dejo de leer aquí por miedo a que os estropee ciertos puntos argumentales.

Y desgraciadamente también bajo el velo del spoiler se hallan algunas de las novedades narrativas que más me han hecho levantar los pulgares para dar buena nota. Pero lo que sí que os diré (y en total contraposición a Dual Destinies) es que en esta ocasión sí que contamos con una interesante rotación de ayudantes de investigación (dando lugar a alguna pareja más que interesante) e incluso con alguna combinación inesperada en el estrado. Minipunto para el juego.

Donde me encuentro un poco en encrucijada es en el nuevo ritmo del juego, que separa claramente los juicios de la investigación y no deja un veredicto sin asignar antes de cerrar las actas. Quizá sea un avance interesante, mas castiga un poco al jugador restando variedad, ya que los tiempos se mantienen más o menos iguales. ¿Son ahora demasiado largas las sesiones? Tal vez un poco. Por otro lado, es capaz de compensarlo con algunos recursos narrativos e incluso devolviendo cierta fuerza a las investigaciones que parecían perdidas desde hacía tiempo.

Y si bien es difícil hablar de una novela visual sin destripar la historia, hay algo que sí que me gustaría subrayar sobre ella. Y no es otra cosa que Apollo JusticeSi bien en su juego original su actuación fue motivo de discordia y en la quinta entrega empezaba a repuntar maneras, Spirit of Justice da muy buena cuenta de sus capacidades como abogado, su evolución y del verdadero potencial que tiene como personaje. Athena Cykes, por su parte, cae un poco a segundo plano tras su introducción en el bufete, pero os aseguro que sigue dando mucho de qué hablar en sus momentos de gloria.

Por último, un par de quejas, breves pero concisas. En primer lugar, la extraña necesidad de este título de que todo esté mucho más conectado de lo que debiera (¿sería tan difícil incluir más personajes nuevos o conectarlos de otra forma?). Y en segundo lugar, algo ya más personal pero que me hubiera gustado ver de todas formas: una mayor cantidad de personajes que regresan. Sin duda, el marketing del título apuntaba a regresos grandes, como el de Maya Fey o Ema Skye, e incluso algunos otros que reservaré como sorpresa son capaces de hacer algún tipo de cameo (o viéndose remplazado por algún tipo de copia Khura’inesa). Pero, dada la forma de contar la historia, he echado en falta a algunos en lo que en cierto modo es la celebración de un decimoquinto aniversario. Sí, ya hemos visto que Larry Butz volverá para un contenido descargable, pero…

Pero basta de historia, basta de narrativa y basta de personajes. Incluso basta de hablar de mecánicas (ya desarrollé el punto en las impresiones y tampoco hay muchas más novedades que las descritas). Es hora de tratar el apartado artístico del juego. Y ahí, si bien no es un salto de gigante respecto a Dual Destinies, sí que ha sido capaz de mantener una evolución respetable. Modelados mejorados, algunas nuevas expresiones tanto divertidas como dramáticas, colores más vivos, e incluso nuevas animaciones que nunca esperaríamos ver en un título del género (sin duda, Ace Attorney es el rey de las novelas visuales gracias a su dinamismo, pero era difícil pensar en aún más variedad). Y sobre la música no puedo deshacerme más en elogios después de tantos años de seguir escuchando a Noriyuki Iwadare. En serio, es como si nada fallase cuando está este hombre a cargo.

Así que respondiendo mis preguntas iniciales concluiré con que Phoenix Wright: Ace Attorney – Spirit of Justice es fresca a pesar de ser una sexta entrega, ha sido capaz de hacerme jugar treinta horas en menos de una semana y de hacerme llegar medio dormido al metro al día siguiente y, ante todo, me abre el hambre tanto por una séptima entrega como por la localización de los The Great Ace Attorney. Por favor, CAPCOM. Quiero seguir protestando quince años más.